La proximidad a Basilea, la posibilidad de utilizar el S-Bahn de forma gratuita con la tarjeta de huésped (Konus) y el restaurante del hotel fueron los criterios para viajar al campamento de tres países. Se puede llegar al pequeño centro de la ciudad a pie en 20 minutos. Las instalaciones sanitarias son modernas y limpias. Desafortunadamente, el personal de recepción no está lo suficientemente orientado al servicio, por lo que nos negaron un asiento en el restaurante que nos habían prometido por teléfono.
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