Muy bien situado, las instalaciones son básicas pero están bien, el propietario es agradable y servicial, un paseo corto y agradable a los pueblos cercanos donde hay varias opciones para comer, y desde el pueblo de Ilbesheim vale la pena caminar a través de los viñedos hasta el paseo de la capilla 'Kleine Kalmit' desde donde se divisan hermosas vistas.