Llegamos y el amable dueño ya nos recibió. Solo hablaba francés, nosotros no, e hizo todo lo posible para explicarnos las cosas. Nos remitieron a un césped contra su viña. no hay instalaciones. La pernoctación no cuesta nada. La simple cata de vinos costaba 5 euros. Encontramos los vinos bastante caros y no de nuestro gusto (el gusto difiere). Unos 15 km hasta Burdeos en bicicleta.