Llegamos a este área buscando descanso y lo hemos encontrado, un verdadero remanso de paz. Los dueños, Secundino y Charo, son súper amables. Nos indicaron lugares muy interesantes a los que poder ir andando, en excursión, que a nosotros nos gusta. La ducha un lujo. Tienen tienda con productos de su granja y de su huerta, huevos, calabacines, berenjenas, tomates, miel, manzanas, peras… Encantados y para repetir!
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