No recomendado. Cuando llegamos, tres de las cuatro plazas estaban ocupadas por residentes "permanentes" con campistas que, al parecer, entretanto habían recorrido sus últimos kilómetros. Los presentes nos echaron del único lugar libre, cerveza en mano. El residente de ese lugar había salido a cenar pero pronto regresaría para reclamar “su” lugar. No nos quedamos, eso es evidente.
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