¡No estoy seguro si encontramos este lugar! Seguimos las indicaciones que nos llevaron a Piazza Skander-beg, donde había varios pequeños espacios de estacionamiento. Al otro lado de la calle estaba Piazza Paulo Bellizzi, como se mencionó. Había un área detrás de la iglesia donde nos alojamos aunque no hay señales obvias. El reloj de la iglesia golpeaba cada 15 minutos y un grupo de perros ladrando merodeaba. También jóvenes dando vueltas.
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